Y si Avatar II se filma en Argentina?

Hoy leí en Ciudad.com una nota llamativa en la que James Cameron explicaba el porqué de su decisión de no filmar la secuela de Avatar en Brasil.

Según la nota Cameron dijo: «Haremos otros, pero igual que el primero, que fue producido en estudios de Nueva Zelanda y en Los Ángeles. La selva que se ve en el filme fue generada por una computadora porque no queremos dañar una selva virgen para hacer una película», comentó el director.

Las palabras fueron dichas en Manaos en el Foro Internacional Sustentable del que participó entre otros el ex vicepresidente estadounidense Al Gore, Premio Nobel de la Paz 2007 y famoso por su lucha por la toma de conciencia global frente al cambio climático y otros temas relaionados.

Cameron disertó sobre  «Cómo y por qué sensibilizar a la sociedad para la importancia y urgencia de la conservación de la Amazonia: la experiencia personal de un cineasta».

Hasta aquí iba todo bien, pero lo llamativo de esto fue que la aclaración sobre el porqué no se filma en Brasil, tuvo que ver con un pedido del propio gobernador del estado brasileño de Amazonas, Eduardo Braga, quien le ofreció su territorio para la filmación. 

Yo me pregunto: ¿Son todos iguales? ¿No hay un político que valga la pena? El propio Cameron fue quien tuvo que recordarle a este señor gobernador la importancia (y la fragilidad) del lugar que gobierna. 

Y enseguida la comparación no se hizo esperar;  ¿Y por casa, como andamos?Quien de nuestros loables líderes se hubiera desesperado por vender, arriesgar y usufructuar lo que es de todos a cambio de unos cuantos dólares, unos cuantos  flashes o un poco de los dos.

Si en Brasil la selva del Amazonas es tan fácil de vender ¿Aquí cual sería la oferta local?

Supongo que la lista es larga y la verdad ya hemos tenido casos a veces increíbles, porque esto pasa a diario. Y muchas de estas conductas son tan «pequeñas» que no vale la pena que los diarios se molesten en denunciarlas.

Volviendo a la selva, un árbol menos hoy y otro mañana, matan el bosque más rápido de lo que podamos reaccionar. Igualito a la selva en que vivimos todos los días.